Me limitaba a mirarte los zapatos. Tenían un agujero, pero su relación con las arañas era tan estrecha, que quise inmediatamente tener unos iguales. Y entonces lo pensé, pero no lo dije. Todos los viajes terminan pero algunos te dejan la sensación de que se repetirán indefinidamente. Al salir del tren nos rendiríamos a la rutina inevitable de los túneles subterráneos, y ya para siempre te hab(r)ía perdido.
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